Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto Pedagógico de Caracas
Curso: Lectura y Escritura para Educación Integral
Profesora: Angélica Silva
Período Académico 2007-I
Instituto Pedagógico de Caracas
Curso: Lectura y Escritura para Educación Integral
Profesora: Angélica Silva
Período Académico 2007-I
Alumna: Rosmery Vielma
Sección: 002
Sección: 002
Un acercamiento a las estrategias tradicionales de enseñanza de la lectura y la escritura y una propuesta para lograr dar significado a ambos procesos
(Texto de opinión)
En los últimos años, el tema del proceso de enseñanza de la lengua materna en el contexto educativo ha generado polémica y discusión. En ese sentido, es necesario como futura docente de la primera y segunda etapa de Educación Básica, plantear la necesidad de transformar las actividades de lectura y escritura actuales hacia una concepción más social y comunicativa de ellas en la escuela. Ello, debido a que en la actualidad ambas son trabajadas de modo descontextualizado y en consecuencia poco significativas para nuestros niños. Pero, ¿qué hacer y cómo hacerlo? Tal vez resulta fácil decirlo y hasta plantearlo en papel. Sin embargo, llevarlo a cabo requiere un poco más de trabajo y profundización en el tema por parte del docente. Por todo esto, en adelante, presentaré lo que, a mi juicio, es un acercamiento a propuestas significativas de la enseñanza de la lectura y la escritura. Esto último, con el propósito de pensar en la necesidad de todo docente de generar una didáctica integral para la enseñanza de la lengua materna en la I y II etapa de Educación Básica.
Por consiguiente, en primer lugar, hablaré un poco de la escritura. En tal sentido, es necesario que el docente presente situaciones a los niños que les permitan formarse una idea social e intelectual de la misma. Asimismo, el docente en ese proceso de enseñanza-aprendizaje debe emplear recursos que le permitan conocer a los niños la correcta utilización y funcionamiento de la lengua materna. Considero primordial que para tal enseñanza se distinga la lengua oral de la escrita, puesto que en una etapa del proceso de apropiación de la lengua escrita el niño escribe como habla. De modo que una vez que el niño descubre las diferencias que hay entre la lengua oral y la lengua escrita simultáneamente que se trabaja con materiales significativos de lectura, podrá alejarse cada vez más de las desviaciones a la norma ortográfica.
Por esa situación, es necesario evaluar las herramientas que han venido siendo empleadas para enseñar a escribir, para luego aplicarles los cambios necesarios. A mi criterio, el uso del dictado para corregir la ortografía es incorrecto, pues no se puede pretender que el niño escriba de forma adecuada únicamente con escuchar la palabra hablada. Ahora bien, en este parcial análisis podemos también incluir un estudio sobre lo que ocurre con una actividad de la tradición escolar conocida como “la copia”. Cuando se exige del niño la tarea de copiar un texto, éste escribirá la palabra como la ve y es posible que luego la olvide y la escriba de modo diferente sin conocer por qué de la desviación a la norma ortográfica. En ese particular, no escapan a este análisis las planas y los ejercicios caligráficos porque ellos hacen de la escritura un acto mecanizado que no permite que el niño tenga conciencia de que una palabra se escribe de un modo u otro.
En segundo lugar, en la enseñanza de la lectura ha sido tradicional el uso de los libros de iniciación. ¿Acaso los docentes se han percatado de que el diseño de esos libros no tiene sentido? Esos libros son arcaicos, utilizan frases y palabras fuera de contexto que no tienen sentido alguno para los niños de hoy. ¿Cuándo escuchamos por allí que “Pepe lima la lima”, “Antonio lava la mula” o que “mi mamá me mima”? Eso, definitivamente, no es real para los niños, ni lo es para el docente siquiera.
De lo anteriormente planteado, se desprende, entonces, una idea básica y fundamental: es necesario transformar las herramientas de enseñanza de la lectura y la escritura hasta ahora empleadas. Por tal razón, se requiere que el docente conozca que la naturaleza de la escritura es psicosociolingüística como lo afirma Fraca de Barrera, L (1997) para trabajarla desde sus múltiples dimensiones. Así mismo, es necesario que el docente tenga claro que la adquisición de la lectura requiere de una interacción por parte niño con distintos materiales o textos escritos que se encuentran en la sociedad. Frente a este planteamiento, para la enseñanza de la escritura el docente debe facilitar la comprensión por parte del niño de que la escritura no sólo es importante en el ámbito educativo sino en la vida en general, ya que ésta es una herramienta que le permitirá comunicarse y desenvolverse en un entorno alfabetizado. Toda vez que el niño comprenda esto se verá más interesado en aprender a escribir distintas clases de texto, por ejemplo, narrativos, instruccionales, expositivos, entre otros. Por su parte, para la enseñanza de la lectura el docente puede utilizar libros de iniciación de este proceso, si y sólo sí son transformados, colocando y utilizando palabras y expresiones que realmente tengan significado para el niño y empleen nuevas estrategias de enseñanza de la lectura. Ello claro está, utilizándolos como complemento en el aula. El docente debe utilizar diversos materiales escritos para enseñar a leer, pues cada uno de ellos brindará distintos conocimientos, inculcará y reforzará una serie de valores en el niño para mantenerle informado de lo que sucede en su contexto social. Igualmente, esta idea de usar bienes culturales para el desarrollo de una lectura y escritura con sentido permitirá la formación de lectores críticos, con habilidades para comprender y emplear estrategias para el logro de dicha comprensión.
En tercer lugar, es conveniente indicar que, el docente debe hacer una selección previa de los materiales que ha de emplear durante la enseñanza de procesos tan importantes y fundamentales como son leer y escribir. El docente no puede llevar al aula de clases una información que no ha revisado y, por lo tanto, no sabe si es adecuada para los pequeños. Materiales que puede utilizarse en clases con el propósito de promover una idea de lectura con sentido funcional y comunicativo son: periódicos y revistas, pues mantienen a los niños en contacto con lo que sucede a su alrededor y los sensibilizan con la realidad social; libros con muchas imágenes para quienes se inician en el proceso de lectura los motivará a buscar relación entre escritura, idea e imagen; caricaturas e historietas también poseen imágenes y son divertidas, entre otros recursos.
En cuarto lugar, y a propósito de lo comentado, existen diversas actividades didácticas que el docente puede realizar con sus alumnos para dar cuenta de un enfoque más social y comunicativo de la lectura y la escritura. Entre esas estrategias podemos mencionar la asistencia a salas de lectura, promoción de eventos donde se desarrolle la lectura y la escritura creativa, creación de concursos y carteleras de cuentos, adquisición de libros instando a los niños a leerlos y al mismo tiempo a escribir reseñas, promoción de la lectura y escritura en los niños con actividades manuales para hacer títeres y no sólo recomendar la lectura como obligación escolar. Además, el docente puede valerse del proceso de la "eduversión" que consiste en educar a los niños de forma divertida, de hacerlos partícipes del proceso de enseñanza de la lectura y la escritura, permitiéndoles entretenerse y jugar al tiempo que aprenden a ser lectores eficientes. En relación con el títere, puede sugerirse que el docente lo use en la enseñanza de la escritura haciéndoles ver a los pequeños que es el títere quien comete errores al momento de escribir y que ellos pueden corregirlo y enseñarlo a hacerlo adecuadamente como plantea Lucía Fraca de Barrera (2003). Plantear la lectura y la escritura como actividades placenteras y de recreación en el aula ofrecerá la posibilidad de poner en contacto a los niños con temas de la literatura infantil, para que los niños tengan la oportunidad de imaginar personajes, sucesos e historias.
Finalmente, y retomando lo antes expuesto es propio indicar que hoy más que nunca estoy convencida de que hay que cambiar el uso de las herramientas tradicionales empleadas para enseñar a leer y escribir. Estos procesos deben ser más significativos para nuestros pequeños. El uso del dictado, la copia, planas, caligrafías y libros de iniciación de lectura ya no responden a las necesidades de los alumnos de ese modo descontextualizado con el que han sido trabajados. Ahora, cobra mucha más fuerza en mí la idea del empleo de estrategias innovadoras y creativas que permitan el desarrollo de las competencias lingüísticas e intelectuales del niño así como de su capacidad para relacionarse con un entorno cultural y alfabetizado. Las herramientas que por tradición han existido en el ámbito de la escuela pueden ser empleadas siempre que se haga un adecuado uso de ellas debido a que somos nosotros, los docentes, quienes hemos de determinar la situación en la que deben emplearse. No obstante, considero que los docentes debemos hacernos conscientes de la necesidad de mejorar la didáctica de la lengua materna. Debemos evaluar y tener siempre presente que hay muchas estrategias de enseñanza de estos procesos y que las que no existen podemos crearlas nosotros, para lograr lectores eficientes y críticos que comprendan y no sólo decodifiquen, es decir, que lean para aprender.
Bibliografía consultada:
Fraca de Barrera, L. (1997). De la naturaleza de la lengua escrita. Letras 54-55. Caracas: Instituto Pedagógico de Caracas-CILLAB.
Fraca de Barrera, L. (2003). Pedagogía Integradora en el Aula. Colección Minerva Nª 14. Caracas-Venezuela: Los Libros de EL NACIONAL
Fraca de Barrera, L. (1997). De la naturaleza de la lengua escrita. Letras 54-55. Caracas: Instituto Pedagógico de Caracas-CILLAB.
Fraca de Barrera, L. (2003). Pedagogía Integradora en el Aula. Colección Minerva Nª 14. Caracas-Venezuela: Los Libros de EL NACIONAL
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